Cómo superar los malos hábitos

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Crear hábitos permite que nuestro cerebro dedique menos energía o preste menos atención al comportamiento rutinario para que podamos dedicar esa energía a tareas más complicadas o a aprender nueva información. En otras palabras, formar los hábitos adecuados nos hace la vida mucho más fácil y nos permite crecer.

 

Por supuesto, todos tenemos malos hábitos que nos gustaría abandonar, algunos más perjudiciales que otros. Por ejemplo, mientras que morderse las uñas puede ser un inconveniente menor para la higiene, comportamientos repetitivos como el juego compulsivo o las compras compulsivas pueden costarte todo. Incluso las compras impulsivas pueden tener un efecto de bola de nieve en tus finanzas.

 

Aquí vamos a hablar de los hábitos según Charles Duhigg, el autor de «El poder de los hábitos», y de cómo es posible romper los comportamientos que pueden conducir al endeudamiento.

 

El marco para cambiar de hábitos

 

Aunque no existe una solución única que funcione para todo el mundo, Duhigg afirma que hay un marco que puede utilizarse para identificar y cambiar casi cualquier hábito. El proceso comienza con la identificación de la rutina o el comportamiento que quieres cambiar y luego requiere que experimentes con recompensas, aísles la señal y tengas un plan.

 

Identifica la rutina

 

Según estudios científicos realizados por investigadores del MIT, los hábitos, incluso los más arraigados, son la expresión de bucles neurológicos básicos que consisten en una señal, una rutina y una recompensa. Este ciclo es un bucle de hábitos.

 

Para cambiar un mal hábito, empieza por identificar la rutina o el comportamiento en sí, la parte más obvia del bucle. Si tienes problemas de deudas, por ejemplo, pregúntate si hay comportamientos específicos repetidos que puedan haber contribuido a tus problemas financieros.

 

Experimenta con recompensas

 

Aquí es donde empieza el verdadero trabajo. Para romper un hábito indeseable, tienes que sacudir la rutina jugando con diferentes recompensas. Pregúntate cómo satisface el comportamiento tus necesidades. ¿Qué ganas con ello?

 

Por ejemplo, quizá frecuentas Target más de lo que tu presupuesto puede soportar y has acumulado un saldo bastante elevado en tu tarjeta de crédito. En lugar de ir a Target, sal a dar un paseo o tómate un café con los amigos. La actividad en sí no importa. El objetivo es probar varias recompensas para ver si realmente quieres comprar o si estás intentando satisfacer otro antojo completamente distinto.

 

Aísla el taco

 

A veces recibimos más información de la que podemos procesar, lo que dificulta la identificación de nuestros desencadenantes. Para que te resulte más fácil descartar estas señales, intenta centrarte en estas cinco preguntas:

 

  1. ¿Dónde estás?
  2. ¿Qué hora es?
  3. ¿Cómo te sientes?
  4. ¿Quién está cerca?
  5. ¿Qué estabas haciendo justo antes de sentir el impulso?

 

Responde a estas preguntas todos los días antes de cometer el hábito y pronto serás capaz de reconocer un patrón. Por ejemplo, mientras las demás respuestas varían, podrías descubrir que tu estado emocional era de aburrimiento constante, lo que te haría darte cuenta de que tus excursiones de compras eran un intento de aliviar el aburrimiento.

 

Ten un plan

 

Una vez que hayas establecido un patrón, es hora de elaborar un plan. Este paso requiere algo más que poner notas adhesivas que te recuerden que no debes hacer algo. En su lugar, tendrás que enumerar acciones específicas que sustituirán a tus antiguos comportamientos.

 

Para el individuo aburrido que recurre a las compras para estimularse, por ejemplo, socializar podría ser un acto igualmente satisfactorio. Concretamente, cuando están aburridos pueden quedar con un amigo para tomar un café.

 

Conclusión

 

La mayoría de nosotros ya somos conscientes de los comportamientos perjudiciales que nos gustaría cambiar. El reto consiste en identificar qué instiga esa acción, cómo nos beneficiamos de ella y, a continuación, crear un plan para cambiar el ciclo. Y aunque las soluciones varían, este marco sigue siendo el mismo, tanto si te muerdes las uñas como si comes compulsivamente o compras compulsivamente.

 

Por supuesto, la deuda requiere algo más que cambiar los hábitos que la causaron. Los acreedores siguen exigiendo sus cuotas. Por desgracia, muchos cargan con saldos de tarjetas de crédito que tardarían toda la vida en pagar. Si no puedes permitirte pagar el mínimo mensual o no pagar nada, la liquidación de deudas te ofrece una forma rápida y ética de recuperar el control de tus finanzas.

 

Para saber más, ponte en contacto con New Era Debt Solutions o rellena el formulario de esta página para obtener un análisis gratuito de tus deudas.